Hay dos aspectos muy importantes que uno debe considerar en la repostería artística cuando se prepara un pastel: Uno es que tenga muy buen sabor y el otro es que tenga un excelente acabado en su diseño.
Particularmente pienso que se deben dar siempre estas dos condiciones y no sacrificar una por la otra.
El sabor es fundamental, porque pienso que el pastel, más allá de ser solamente un elemento decorativo en la celebración, es el postre, el plato del menú que se come para festejar.
Hace unos días leí acerca de la historia de los pasteles y decía que la costumbre de celebrar con ellos surgió en la antigua Grecia, donde se hacía una especie de pan de miel, luego le colocaban velas en forma circular porque se creía que esta ofrenda alejaba a los malos espíritus y que esto había que hacerlo cada año, justamente el día en que la persona nació porque había una relación mística entre los espíritus protectores de cada persona y el día de su nacimiento.
Poco a poco, se le fue dando forma y se fue incorporando el elemento del diseño y la estética en estos pasteles, hasta ser lo que se conocen hoy en día.
Leyendo esto pues no me queda más que pensar que evidentemente es muy importante la tradición del pastel en las celebraciones...
... y siendo repostera, no puedo sino querer trabajar en bonitos diseños de pasteles, pero que éstos por supuesto tengan deliciosos sabores para que todos los invitados, tal cual como yo lo hago, no se vayan de la fiesta hasta que prueben el pastel.
Que vivan nuestras tradiciones ancestrales!
